¿Cómo era la dieta del ser humano a finales del Pleistoceno?


Mayo

Un estudio tafonómico de los restos de fauna descubiertos en el yacimiento de Molí del Salt (Tarragona) ofrece las claves de un cambio en la dieta del ser humano hace entre 15 mil y 8 mil años. Este trabajo, que ha sido publicado en la revista Historical Biology, lo encabeza Anna Rufà, investigadora predoctoral del IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social) y Ruth Blasco, investigadora del CENIEH (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana), y ha contado con la participación de otros miembros de estos centros de investigación.

El Molí del Salt, un yacimiento arqueológico ubicado en Vimbodí i Poblet (Tarragona), es un buen ejemplo para entender las estrategias de subsistencia de las poblaciones humanas al final del Paleolítico superior e inicios del Mesolítico. Al final del Pleistoceno algunos conjuntos arqueológicos, especialmente aquellos situados en la cuenca mediterránea, muestran un cambio en las estrategias de subsistencia humanas con la reorientación en la explotación de presas hacia los animales pequeños como, por ejemplo, los conejos. Para Blasco, los cambios climáticos acaecidos a finales del Pleistoceno dieron lugar a cambios ecológicos que afectaron a las comunidades de grandes mamíferos en Eurasia, reduciendo su población o incluso haciéndola desaparecer.

Los niveles arqueológicos del Molí del Salt se enmarcan dentro de este proceso. Su secuencia estratigráfica comienza en un momento en el que buena parte de la megafauna que había habitado Europa comienza a desaparecer de las regiones meridionales. Esta situación provocaría que las poblaciones humanas reorientaran sus estrategias hacia otros recursos disponibles en el entorno. Además, las evidencias registradas en este yacimiento son un buen ejemplo de la alta capacidad de explotación de la fauna, ya que se ha podido documentar una amplia gama de actividades, desde el desollado del animal hasta la extracción de la medula ósea. En el caso de los conejos, los homínidos no solo podrían obtener beneficios alimentarios, sino otros recursos como la adquisición de pieles. Los conejos representan más del 90 % de la fauna explotada en todos los niveles arqueológicos. Es decir, sería un recurso abundante en el área. Para Rufà, la versatilidad de esta especie habría propiciado su expansión por entornos ecológicos probablemente favorecidos por los cambios ambientales de finales del Pleistoceno superior.

Aparte de las cuestiones ambientales, el estudio también resalta que existen otros factores que pudieron determinar cambios no soéstoslo en este periodo de final del Pleistoceno, sino en momentos anteriores. Variables ocupacionales, territoriales, utilitarias, organizativas, grupales y, en definitiva, factores socio-culturales, podrían haber influido también en la presencia de pequeñas presas (y de otras especies) en yacimientos arqueológicos, con independencia del marco temporal.

Referencia bibliográfica

Rufà, A., et al. (2017). What is going on at the Molí del Salt site? A zooarchaeological approach to the last hunter-gatherers from South Catalonia. Historical Biology. http://dx.doi.org/10.1080/08912963.2017.1315685