Uno de los grandes mantras de los que estudian la evolución humana es que existe la necesidad de acercarnos al pasado desde un punto de vista multidisciplinar, o lo que es lo mismo, a través del máximo número de disciplinas o planteamientos posibles.
Este concepto se maneja a diario entre los que estudian el pasado, siendo un buen ejemplo de ello la publicación de un nuevo estudio que combina los estudios arqueológicos y el uso de la inteligencia artificial (IA, por sus siglas en inglés), para acercarnos a entender cómo funciona la fracturación ósea de los huesos de los animales consumidos por los homínidos. Y es que este concepto de la fracturación es básico para entender el comportamiento y alimentación de los humanos del pasado.
Es comúnmente sabido que el consumo del tuétano tiene un gran aporte de grasas, pero también de vitaminas esenciales como las A, D, E y K, por lo que su consumo sistemático por los grupos humanos del pasado tenía un importante interés nutricional. Sin embargo, los arqueólogos y paleontólogos se suelen encontrar con un problema a la hora de estudiar los yacimientos, y es que los que se hallan suelen ser pequeños fragmentos de huesos ya fracturados, y ahí surgen las preguntas como ¿quién rompió esto?, ¿fueron los homínidos en busca de estas grasas y vitaminas?, ¿fueron las hienas?, ¿quizá los lobos?
Un estudio recientemente publicado en la revista Archaeological and Antrhopological Sciences aborda esta cuestión en el caso del yacimiento del Abrigo de Navalmaíllo (Pinilla del Valle, Madrid), cavidad que los grupos neandertales de hace unos 75.000 años utilizaron como campamento en distintos momentos. El trabajo hace uso de complejos algoritmos de aprendizaje automático (rama de la IA) para analizar los fragmentos de huesos de grandes animales y abordar esa primera pregunta de ¿quién rompió esto? Los resultados del estudio muestran con una gran fiabilidad que los neandertales fueron los principales culpables de la fracturación de los varios millares de fragmentos de hueso acumulados en el yacimiento frente a una acción marginal de las hienas.
Este trabajo es uno de los pocos que empieza a hacer uso de estas herramientas estadísticas, y después de valorar los resultados, no queda más que pensar que el futuro de la arqueología pasa por incluir en sus análisis estos enfoques que consiguen dar un rumbo mucho más objetivo a sus estudios.
Referencia:
Moclán, A., et al., (2020). Identifying the bone-breaker at the Navalmaíllo Rock Shelter (Pinilla del Valle, Madrid) using machine learning algorithms. Archaeological and Anthropological Sciences, 12(2), 46. https://doi.org/10.1007/s12520-020-01017-1