Mi peregrinaje por la prehistoria de Burgos


By Rebecca Wragg Sykes

La Dra. Rebecca Wragg Sykes es miembro honorario de la Escuela de Arqueología, Clásicos y Egiptología de la Universidad de Liverpool (Reino Unido). Es escritora y especialista en arqueología de los neandertales.

En Burgos se encaran dos grandes monumentos de la humanidad, separados por el río Arlanzón. La catedral gótica que se eleva hacia las alturas, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, comenzó a construirse casi 800 años antes que el Museo de la Evolución Humana (MEH), que acoge en su interior restos de otro Patrimonio de la Humanidad: Atapuerca. Ambos edificios están unidos por su asombrosa arquitectura y su intención de explorar la más transcendental de las preguntas: ¿de dónde venimos? Sin embargo, los huesos del interior del MEH son mil veces más antiguos que la colocación de la primera piedra de la catedral.

El pasado mes de octubre tuve la suerte de que me invitaran a visitar el MEH, como parte de la gira de la edición española de mi libro, Neandertales: la vida, el amor, la muerte y el arte de nuestros primos lejanos (Geoplaneta). Acompañada por Juan Luis Arsuaga, director científico del MEH, y María Martinón-Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), antes de la mesa redonda de la tarde, descubrí el increíble espacio del museo. Aunque estuve en Burgos con anterioridad con motivo de un congreso académico sobre prehistoria (UISPP 2014), no había tenido tiempo de explorar el MEH, por lo que fue un verdadero placer, ¡y un honor contar con semejantes guías!

Primero salimos al exterior para apreciar el entorno del museo, junto al río, y el modo como se ha dispuesto el paisaje circundante en terrazas para evocar la acción natural de los ríos durante el Pleistoceno. Incluso, en lugar de un jardín formal, se han plantado árboles y matorrales para crear un espacio naturalizado. El propio edificio da la bienvenida a los visitantes con un inmenso voladizo flotante, como un gigantesco abrigo rocoso, muy apropiado como entrada a la historia de la arqueología humana.

Una vez dentro, la impresión de espacio es abrumadora, creo que también es eficaz como demostración de la inmensidad del tiempo. El museo está a varios niveles, y hay que subir y bajar mentalmente, como si se tratara de una estratigrafía.

El MEH tiene una perspectiva más amplia que los simples fósiles. Lo primero que se ve al entrar es un pequeño estuche que contiene el primer Mac de 1984, junto al anuncio de Apple con imágenes de la película 1984, y una maqueta de un cerebro. Esto me recordó que nuestro mundo de la información y digital de los siglos XX y XXI está conectado con la materia prima de las tecnologías paleolíticas a través del elemento sílice.

Al adentrarnos en el museo, la atención sigue puesta en el conocimiento y el cerebro mediante una increíble escultura que representa las conexiones neuronales, junto a un cerebro humano conservado que flota dentro de un frasco de vidrio. Juan Luis me informó de una característica involuntaria, pero simbólicamente apropiada: “La luz que ilumina este cerebro permanece encendida, por lo que brilla permanentemente en la oscuridad del museo nocturno, del mismo modo que nuestros cerebros no dejan de pensar y soñar”.

Por supuesto, en el MEH también se exponen cosas maravillosas relacionadas con los propios homínidos. Lo más llamativo es el espacio circular en el que te rodean representantes de los ancestros humanos, como un Senado de los antepasados. La escultura de Homo habilis me pareció de una belleza sorprendentemente delicada, la de Paranthropus boisei de un rostro increíblemente llamativo, y fue muy impresionante conocer en persona tanto al neandertal como a "Miguelón". También me gustó mucho ver por primera vez la escultura del neandertal de Grotta Fumane, en Italia. Este individuo se muestra adornado con plumas, y ha sido ensamblado con mucho cuidado de adelante hacia atrás, y tiene una mirada intensa.

Seguidamente, bajamos a ver el material fósil de Atapuerca, que se expone dentro de un espacio enmarcado por cortinas oscuras, como una enorme caja, en el centro del museo. En primer lugar, un vídeo explica la historia de las excavaciones, incluyendo un contador que revela la gran cantidad de huesos y dientes individuales que se han recuperado.

Luego se avanza y se desciende hacia los fósiles, que están bellamente iluminados en una zona que, por lo demás, es negra, lo que hace que parezcan flotar fuera del tiempo o del espacio. Fue una experiencia increíble encontrarse con estos antiguos restos, bellamente conservados e increíblemente importantes para nuestra comprensión de la evolución humana. También me tomé un buen rato para examinar de cerca el famoso bifaz (Excalibur) de la Sima de los Huesos, el único artefacto conocido de ese contexto.

En mi calidad de arqueóloga, pero también como pensadora creativa, realmente aprecié el encuentro entre ciencia y arte en el MEH, lo cuidadosa que es la concepción de todos los espacios. Y los pequeños detalles, como una magnífica reconstrucción de un Homotherium con textura textil. En el Reino Unido no tenemos ningún museo dedicado a los orígenes humanos, y este ha sido muy inspirador.

Tras la visita al museo, por la tarde se celebró la mesa de debate, fue una experiencia fantástica compartir escenario con María Martinón-Torres y Juan Luis Arsuaga, hablando de tantos temas de neandertales y arqueología, y con excelentes preguntas del público.

Muchas gracias por esta maravillosa visita, ¡y espero volver!