Marzo 2019
La última convocatoria de ayudas del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades para la contratación laboral de jóvenes doctores (programa Juan de la Cierva) o de investigadores con una trayectoria destacada (programa Ramón y Cajal) ha sido especialmente satisfactoria para el Proyecto Atapuerca, ya que se han conseguido cinco nuevos contratos en tres instituciones diferentes.
Daniel García, Nohemi Sala y Mark Sier son los nuevos investigadores Juan de la Cierva que, durante los próximos dos años, estarán trabajando en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), mientras que Adrián Arroyo desarrollará su labor investigadora en el Instituto de Paleontología Humana y Evolución Social (IPHES). Gracias a estos nuevos contratos, el Proyecto Atapuerca profundizará en la investigación sobre la variabilidad y la forma del tórax humano, la tafonomía forense y formación de yacimientos kársticos, el análisis funcional de la industria lítica y sobre el método de datación del paleomagnetismo. Además, Asier Gómez ha obtenido un contrato Ramón y Cajal que le permitirá continuar su investigación sobre el esqueleto humano poscraneal en la Universidad del País Vasco.
Conseguir uno de estos contratos es de vital importancia para los jóvenes investigadores que acaban de obtener el grado de doctor. De ello depende que puedan continuar su carrera académica y científica. Sin embargo, son pocas las oportunidades de conseguir un contrato posdoctoral en España, siendo el programa Juan de la Cierva —convocado anualmente por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades— el único que existe a nivel nacional. El programa Ramón y Cajal, a su vez, es el único que favorece la consolidación de la carrera de doctores experimentados. En ambos casos, la selección de candidatos sigue un proceso de concurrencia competitiva en base a sus méritos curriculares y al historial científico-técnico del equipo de investigación en el que se quiere integrar. La baja tasa de éxito de estos contratos (en el primer caso, de un 10% y en el segundo, de un 8%) da una idea de la elevada competitividad del concurso.
A nivel autonómico, hay otros programas, tales como Beatrius de Pinós (Cataluña) o Ikerbasque (País Vasco), por ejemplo, que permiten la contratación de investigadores posdoctorales en esas comunidades autónomas, pero en estos casos la tasa de éxito tampoco es elevada.
En un intento de ayudar a estos jóvenes investigadores en la ardua tarea de mantenerse a flote en el mundo de la investigación científica, ciertas instituciones privadas, como la Fundación Atapuerca, conceden varias ayudas posdoctorales cada año. Sin estas ayudas, muchos investigadores brillantes estarían obligados a irse del país en busca de oportunidades o, directamente, abandonar la carrera investigadora.