Hace un año asistí a las excavaciones de la sierra de Atapuerca durante una semana con el fin de plantear un programa de fisioterapia para paliar las dolencias de los participantes. Esta idea surgió de una conversación con mi padre, quien toma parte en dicho trabajo de campo, un día que volvíamos de la Universidad. Él me comentaba cómo la gente solía acudir al fisioterapeuta durante el tiempo que duraba la campaña debido a dolores de espalda principalmente. Conversando sobre ello, surgió la idea de que quizá sería útil que los asistentes conocieran qué ejercicios eran más adecuados para preparar su cuerpo para la excavación y cómo realizar de forma más cómoda y segura sus actividades.
Con esta idea, me puse en contacto con la Fundación Atapuerca, quienes estuvieron de acuerdo en buscar formas de mejorar el estado de salud de los investigadores. Así, se decidió elaborar un informe que permitiera conocer la incidencia de tales molestias y su relación con el tipo de tareas que más se realizan, con el fin de proponer medidas de fisioterapia preventiva que contribuyeran a minimizar las lesiones relacionadas con la excavación.
Para ello, se realizó una encuesta y un trabajo de campo de una semana de duración durante la campaña de 2019. Respecto a la primera iniciativa, se buscaba obtener información sobre el perfil de los participantes, su estado de salud y cómo era el trabajo que realizaban allí. Los resultados obtenidos indicaron que la excavación en sí misma parece ser un factor de riesgo para la aparición de dolor en la espalda, los hombros y las rodillas, principalmente, siendo aparentemente independiente de la preexistencia de dolor y de la realización de algún tipo de ejercicio previo. Además, a través de este formulario se apreció que, de las medidas tomadas por los participantes para paliar los dolores, la figura del fisioterapeuta tenía cierta relevancia.
En lo referente al trabajo de campo, se observaron todos los lugares en los que se realiza alguna actividad (laboratorios, yacimientos y zona del río) a excepción de la Sima de los Huesos. Durante esa semana, se pudo apreciar que era frecuente el mantenimiento de posturas forzadas, la realización de movimientos repetitivos y la manipulación y transporte de pesos, por lo que la musculatura principalmente afectada y susceptible de generar dolor era la postural. Esto se debe a que dicha musculatura se ve forzada a estar activa durante horas realizando dos funciones: la propia de mantener la postura y la de proporcionar estabilidad a nivel central para permitir los movimientos distales (movimientos del brazo) y los proximales (giros de tronco). Además, estas actividades donde hay que mantener la posición, hacer movimientos repetidos o transportar y cargar pesos están relacionadas, según publicaciones especializadas, con la aparición de dolor en las zonas que describían los asistentes en la encuesta: espalda, hombros y rodillas. Esto es debido a que estas situaciones provocan que los músculos y articulaciones estén sometidos a posiciones extremas de flexión, extensión o rotación y al sobreuso, generando una sobrecarga en músculos, tendones y articulaciones.
A partir de toda la información recogida, y tras el posterior análisis de esta, se diseñó y planteó una serie de actuaciones, dentro del campo de la Fisioterapia, encaminadas a prevenir o mitigar la aparición de dolores o lesiones por parte de los investigadores. Dicha propuesta consistió en tres tablas de ejercicios, con el fin de atender y prevenir los tipos de dolor más frecuentes durante la excavación y el riesgo de lesiones musculoesqueléticas (contracturas, acortamientos), y una serie de recomendaciones posturales adaptadas a las distintas tareas y lugares de trabajo durante la campaña. Todo ello fue elaborado desde un consenso de dolencias y de características propias con el fin de aportar soluciones globales al conjunto de los asistentes.
Para mí fue una gran experiencia, ya que, por un lado, me permitió conocer un poco más de cerca el trabajo de los profesionales de las excavaciones y crecer a nivel personal y profesional y, por otro lado, todos los participantes y miembros de la Fundación Atapuerca me hicieron sentir realmente cómoda y acogida, mostrándose muy dispuestos a colaborar respondiendo a mis preguntas y contándome sus experiencias.