En 1969, miembros del Grupo Espeleológico Edelweiss (GEE) descubrieron la Sala y Galerías de las Huellas en la Cueva Palomera del Complejo de Ojo Guareña (Merindad de Sotoscueva, Burgos), que contenían cientos de huellas de pies descalzos conservadas en el sedimento blando del suelo. La fragilidad de este yacimiento fue el motivo de que su estudio no se pudiese abordar hasta el desarrollo de las nuevas técnicas de teledetección no invasivas. A partir de los escaneos 3D y la fotografía digital, en combinación con técnicas de sistemas de información geográfica (SIG), los autores han avanzado en la minuciosa identificación de más de 1.200 improntas humanas, asignándolas a rastros dejados por unos 8 a 10 individuos.
Uno de los desafíos a los que se han enfrentado los investigadores ha sido el de conocer la antigüedad en la que se produjeron estas huellas, puesto que unas improntas en suelo arcilloso no se pueden datar directamente. Para ello, han buscado minuciosamente restos de carbones de las antorchas que, sin duda, debieron utilizar los humanos para iluminarse mientras deambulaban por estos sectores oscuros de la cueva. Se han localizado y datado, por la técnica de Carbono-14, 16 carbones localizados en el itinerario en el que se conservan las improntas de las pisadas humanas (Sala y Galerías de las Huellas) y en las galerías de acceso hacia las mismas: Laberinto Otilio, Sala Negra y laterales de la Galería del Cacique. Las seis muestras localizadas en los itinerarios en los que se conservan las improntas de pies descalzos han proporcionado fechas calibradas comprendidas entre hace 4.600 y 4.200 años de antigüedad, que se corresponden con el Calcolítico o Edad del Cobre. Sin embargo, las dataciones realizadas en los carbones recuperados en las galerías de acceso también documentan un tránsito más antiguo, correspondiente a diferentes momentos de la prehistoria: Neolítico (6.600-6.200 años de antigüedad), Mesolítico (hace entre 7.800 y 7.700 años) y Paleolítico superior (hace 19.000 años). Todas ellas confirman la reiteración de las visitas a este lugar a lo largo de esos períodos. El estudio de la ruta tomada por los exploradores y sus senderos está permitiendo profundizar en el conocimiento del uso del mundo subterráneo en la prehistoria y especialmente el empleo de la zona oscura como parte de la exploración hacia el paisaje simbólico y social.
El trabajo ha estado liderado por la arqueóloga del Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) Ana Isabel Ortega, beneficiaria de la Ayuda a la Investigación Reale Foundation de la Fundación Atapuerca, que desarrolla sus investigaciones en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). Este acaba de ser publicado en un volumen monográfico de la editorial Springer Nature que reúne 22 capítulos dedicados a la investigación y análisis de los principales rastros de huellas humanas prehistóricas conservados en el mundo. Este volumen, titulado Reading Prehistoric Human Tracks (“Lectura de huellas humanas prehistóricas” en español), ha estado coordinado por los investigadores alemanes Andreas Pastoors y Tilman Lenssen-Erz.
La Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León financia las investigaciones llevadas a cabo en estos últimos años. La Diputación Provincial de Burgos ha apoyado la exploración y topografía realizadas previamente en Ojo Guareña por el Grupo Espeleológico Edelweiss, en el marco de las cuales se descubrieron los yacimientos arqueológicos que ahora se están estudiando.
Referencia:
Ortega A.I. et al., 2021. Prehistoric Human Tracks in Ojo Guareña Cave System (Burgos, Spain): The Sala and Galerías de las Huellas. In: Pastoors A., Lenssen-Erz T. (eds) Reading Prehistoric Human Tracks. Springer, Cham. DOI: https://doi.org/10.1007/978-3-030-60406-6_17