El último número de la revista Archaeological and Anthropological Sciences incluye un artículo sobre la Sala de las Pinturas de Ojo Guareña (Merindad de Sotoscueva, Burgos) en el que se dan a conocer las nuevas dataciones, obtenidas por Carbono 14 (C14) y espectometría de masas con aceleradores (AMS), tanto de este santuario paleolítico como de la Sala Cartón, que se encuentra en el acceso previo al mismo. Ambas cuentan con diferentes paneles de arte rupestre y fueron descubiertas en 1968 por el Grupo Espeleológico Edelweiss (GEE).
El karst de Ojo Guareña se desarrolla en las calizas cretácicas de la cordillera Cantábrica, en la cabecera del Ebro al norte de la provincia de Burgos y engloba unas 400 cavidades, mientras que el complejo kárstico de Ojo Guareña está formado por 14 cavidades con más de 110 km conductos topografiados distribuidos en 6 niveles escalonados. Desde 1956 hasta la actualidad, el GEE viene investigando el complejo kárstico, declarado Monumento Histórico Artístico (BIC) en 1970 y Monumento Natural en 1996.
Muchas de sus entradas y galerías conservan evidencias de actividad humana desde el Paleolítico medio hasta la Edad Media. Resalta el arte rupestre en varias cavidades, entre las que destaca Cueva Palomera por ser la entrada principal al complejo de Ojo Guareña y por contener siete estaciones con arte y varios conjuntos con marcas lineales, puntos o geometrías simples que evidencian el uso y tránsito desde el final del Paleolítico hasta la Edad del Bronce. Este trabajo se ha centrado en el estudio del conjunto Sala de las Pinturas-Sala Cartón. La primera se caracteriza por un grupo de pinturas negras: 6 antropomorfos, 28 zoomorfos, 50 triángulos, 5 serpentiformes y algunos signos rectilíneos, mientras que la segunda presenta grabados con motivos geométricos.
Se han recogido muestras de restos de carbones de hogueras y tizonazos, dando a conocer ocho nuevas dataciones, seis de la Sala de las Pinturas y dos de la Sala Cartón. La primera de ellas corresponde a una de las figuras negras geométricas, un serpentiforme asociado al antropomorfo datado por Soledad Corchón, de la Universidad de Salamanca, en 1989; la segunda a un punto de iluminación (hoguera) y las otras cuatro a fragmentos de madera quemada, pertenecientes a antorchas, recogidos de diversos puntos de la Sala de las Pinturas. En la Sala Cartón se dató el grueso cruciforme negro que está sobre uno de los paneles de grabados y un fragmento de carbón del suelo de la galería elevada, con improntas humanas, a la que debieron acceder con la ayuda de algún tronco o escalera de madera.
La cronología del serpentiforme ha deparado una fecha calibrada de unos 13.000 años, coetánea con las publicadas por el equipo de Corchón y confirmando la sincronía de las figuras negras de la Sala de las Pinturas en una fase final del Paleolítico superior, en los comienzos del Aziliense.
También se ha reconocido la frecuentación del santuario de la Sala de la Pinturas a lo largo del tiempo, al confirmar una cronología de unos 5.400 años calibrados antes del presente, para el punto de iluminación que está junto a las pinturas, en un momento de transición del Neolítico-Calcolítico. Los otros cuatro carbones de la sala han aportado fechas calibradas comprendidas entre hace 3.600 y 3.300 años, que corresponden a momentos que van del Bronce pleno al medio-tardío, en el horizonte Cogotas I.
Interesantes son los resultados de las dataciones de la Sala Cartón, paso obligado hacia la Sala de las Pinturas, por ser más recientes. El carbón de la lateral elevada revela una exploración de hace unos 3.100 años (calibrados), en momentos finales de la Edad del Bronce, mientras que el cruciforme negro corresponde a la Alta Edad Media, entre mediados del siglo IX y el siglo X de nuestra era.
Este estudio refrenda el sincronismo del arte de la Sala de las Pinturas de Ojo Guareña en el final del Paleolítico superior, y confirma la frecuentación de visitas a lo largo de la Prehistoria reciente y la Alta Edad Media. Este trabajo muestra el uso recurrente de un espacio con una simbología previa (paleolítica), en donde la no incorporación de nuevos registros sugiere un respeto y una posible apropiación de estas representaciones en su cuerpo cosmológico por lo menos durante la Prehistoria, siendo sugerente la asociación del cruciforme con un intento de cristianización del lugar en el que se reconocía la presencia de símbolos paganos.
Esta reiteración de la conducta humana en la exploración y en el uso simbólico de algunas galerías o cavidades también se observa en otros conductos de Ojo Guareña, algunos de cuyos trabajos están en proceso de publicación en estos momentos y otros en fase de estudio. El desarrollo de esta investigación demuestra que se ha de ser extremadamente prudente en la atribución de un lugar con arte rupestre, o con evidencias de paso, a una única cronología concreta, siendo precisa la reiteración de muestras que permitan determinar la distribución temporal de las actividades en los espacios con manifestaciones artísticas y carácter simbólico.
El artículo lo firman Ana Isabel Ortega Martínez, beneficiaria de la Ayuda a la Investigación Reale Foundation de la Fundación Atapuerca y miembro del Equipo de Investigación de Atapuerca en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, Marcos García Díez, del Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, y Miguel Ángel Martín Merino, del Grupo Espeleológico Edelweiss.
El estudio ha sido financiado por la Junta de Castilla y León, a través de una colaboración con la Fundación Atapuerca, y ha contado con el apoyo de fondos adicionales de la Diputación Provincial de Burgos, a través de un convenio con el Grupo Espeleológico Edelweiss.
Referencia:
Ortega-Martínez, A.I., et al., 2020. Palaeolithic creation and later visits of symbolic spaces: radiocarbon AMS dating and cave art in the Sala de las Pinturas in Ojo Guareña (Burgos, Spain). Archaeological and Anthropological Sciences volumen 12, 240. DOI: https://doi.org/10.1007/s12520-020-01208-w