“Todo problema arqueológico comienza como un problema de geoarqueología”. De esta manera Colin Renfrew, un conocido arqueólogo británico, enfatiza que la geología es un componente indispensable en la investigación arqueológica moderna. Y es que la geoarqueología debe considerarse un campo de encuentro donde se aplica toda la gama de ciencias de la tierra para inferir procesos y eventos pasados. Los llamados procesos de formación del registro arqueológico son un claro ejemplo de ello. Recientemente, en un estudio publicado en Journal of Archaeological Science, abordamos la cuestión de la ordenación espacial de las partículas sedimentarias en estratos de Gran Dolina y Galería. En geología nos referimos a “fábrica” como la orientación de los granos individuales en una roca. Los rellenos sedimentarios que observamos en los yacimientos están organizados en estratos o capas, bien visibles a simple vista. Sin embargo, a escala microscópica, los granos que componen dichos estratos también pueden estar a su vez organizados. Determinar y cuantificar dicha fábrica puede ayudar a interpretar la formación de los cuerpos sedimentarios y responder a cuestiones que son críticas para evaluar el registro arqueo-paleontológico: ¿fueron los sedimentos transportados por agua?, ¿la disposición de las partículas sedimentarias obedece solo a la gravedad?, ¿han existido procesos posdeposicionales que hubieran alterado la colocación original de los componentes del estrato? Para responder a estas cuestiones, hemos realizado un estudio basado en las propiedades magnéticas de los sedimentos de la cueva. La susceptibilidad magnética podría definirse como la “magnetizabilidad” de un material, es decir, su respuesta a un campo magnético externo. La orientación preferente de objetos en los estratos, como por ejemplo la de los huesos, puede medirse con una brújula en el campo. También es posible determinar así la orientación de las piezas líticas. Sin embargo, mediante el estudio de la susceptibilidad magnética podemos establecer la orientación preferente de las partículas sedimentarias imposibles de medir en el campo por su pequeño tamaño. En este estudio hemos comprobado que los depósitos de la parte inferior de Gran Dolina presentan una ordenación muy pronunciada, y que responden a un flujo acuoso de velocidad moderada. Otros depósitos de aspecto más caótico, en subunidades dentro de TD6, nivel donde fueron recuperados los restos de Homo antecessor, presentan una ordenación sedimentaria coherente con una formación del depósito relativamente tranquila, que además no sufrió procesos de alteración posdeposicionales, es decir, posteriores a su enterramiento.
Este tipo de estudio se ha realizado tradicionalmente en geología, para comprender procesos sedimentarios o bien para deformación de rocas. Sin embargo, queda patente que es de gran utilidad en geoarqueología y estamos seguros de que servirá en venideros estudios para una mejor comprensión de los procesos de formación del registro arqueológico.
Referencia:
Parés, J.M., et al., 2020. Comparing depositional modes of cave sediments using magnetic anisotropy. Journal of Archaeological Science, 123, 105241. DOI: https://doi.org/10.1016/j.jas.2020.105241