Miquel Guardiola, "in memoriam"


Por Marina Mosquera / URV – IPHES/CERCA

Miquel, de verdad que no entiendo, ¡qué rabia, qué sinsentido! ¿Por qué os vais antes de tiempo las buenas personas con toda la gente mala que hay? Ya hemos hablado de eso tú y yo, ¿verdad?

Han sido muchos años de codearnos en excavaciones, en experimentaciones y en el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES). Muchos años de investigación y de trabajo en la Unidad de Socialización, que tú dirigías, aunque no dirigías. Además, hacías un trabajo maravilloso, especialmente en las escuelas, y con los grupos de chavales y chavalas más susceptibles de quedar al margen de la sociedad; aquellos a quienes ayudabas a interesarse e ilusionarse por algo. Aquellos en los que te volcabas en enseñarles y en demostrarles que la vida humana en la Tierra ha sido larga y variada, llena de dificultades, algunas insalvables, como la que desgraciadamente nos ha tocado vivir contigo.

¿Cómo no te iban a dar la mención especial de la (Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología) por tu programa “IPHES en las escuelas” ?; bueno, se supone que al programa del IPHES, pero en realidad todos sabíamos que te lo daban a ti, porque te lo curraste con el sudor de tu frente, leyendo, aprendiendo, poniéndote en la piel de los menos afortunados.

Nosotros te recordamos por eso y por ser una bellísima persona, siempre dispuesta a ayudar y arrimar el hombro. Pero también, cómo no, por haber sido un gran maestro de la talla lítica, especialmente de sílex. Por eso es por lo que te recordarán tantos colegas del mundo entero. Eso sí, como todo gran maestro con talladores zoquetes como yo, era algo durillo seguir tus explicaciones “cortas" de una hora, más o menos, sobre cómo habías conseguido que la presión sobre el punto “tararí” hiciera que la cornisa “tarará” en el ángulo “tururú”. Y decías: “Espera, que te lo demuestro”. Menos mal que, como eres tan buena persona, enseguida te dabas cuenta de que quizá el otro estaba a por uvas, o tenía trabajo urgente. ¡Qué tiempos! Eso era cuando todavía tenías algunos minutos para charlar, ¡porque en los últimos meses tenías tantas demostraciones, tantas aulas, tantas exposiciones! ¡Tanto éxito!

Y aquí estás, con cara de profunda satisfacción y felicidad, rodeado de tus queridas gemas semipreciosas, esas que tú luego transformarías en auténticas joyas. Y aquí estamos nosotros, todos tus compañeros del IPHES, del Abric Romaní, de Atapuerca, Marta, Vergès, Andreu, Nacho, Bernat… huérfanos de hermano, desolados y derrotados. ¿Quién nos revisará los textos para que sean realmente inclusivos? ¿Quién nos aconsejará modificar frases para que se entiendan? ¿Con quién compartiremos Diego y yo ese Historias de Atapuerca que tú y yo creamos con tanta ilusión? ¿Quién sonreirá con tanta satisfacción y alegría por ayudar, cuando se le pida que participe en un experimento de talla? ¿quién nos mostrará cómo hacer fuego, lo arduo que es? ¿a quién señalaremos orgullosos como “el maestro”?

Ojalá en tu camino descubras que las estrellas son brillantes nódulos de sílex con los que tallar maravillosas joyas en la eternidad. Déjanos alguno, para que pueda guiarnos hacia ti.