Las edades de Atapuerca


Por Ignacio Martínez (Universidad de Alcalá) y Marina Mosquera (URV / IPHES-CERCA)

Los yacimientos de la sierra de Atapuerca pueden agruparse en cuatro grandes conjuntos, atendiendo a su cronología y a las principales fases de la evolución humana extra-africana. Hace alrededor de 1.800.000 años la Humanidad salió de África y comenzó a poblar las tierras del viejo mundo; hace alrededor de 1.500.000 años ya había alcanzado los confines de Eurasia (la isla de Java y la península ibérica). El periodo de la historia de la Tierra en que tuvo lugar este primer poblamiento humano de Eurasia se conoce como Pleistoceno inferior (hace entre 2.580.000 y 780.000 años). Existe consenso en que la especie humana que pobló las tierras de África y Asia en ese periodo fue el Homo erectus, mientras que en Europa aparece una especie nueva denominada Homo antecessor.

En la sierra de Atapuerca se conocen dos yacimientos del Pleistoceno inferior con presencia humana, ambos situados en la Trinchera del Ferrocarril. La evidencia humana más antigua se ha encontrado en el yacimiento de la Sima del Elefante. Aquí se recuperaron, en las campañas de 2007 y 2008, dos restos humanos con una antigüedad de alrededor de 1.200.000 años: un fragmento mandibular y una falange de la mano. Junto con estos fósiles humanos, también se descubrieron numerosos restos de fauna junto con algunas herramientas de piedra atribuidas al Modo 1 (u Olduvaiense). Aún no es posible determinar la especie concreta a la que pertenecen estos fósiles, a la espera del hallazgo de nuevos restos más completos. En la campaña de excavación de 2022 se recuperó un nuevo fósil humano aún más antiguo en este yacimiento, un fragmento de la región del pómulo izquierdo.

El otro yacimiento del Pleistoceno inferior con presencia humana de Atapuerca es Gran Dolina, concretamente sus niveles TD4 y TD6. El primero, cercano a los 900.000 años, está compuesto mayoritariamente por huesos de carnívoros y de herbívoros como rinocerontes, ciervos gigantes y caballos, algunos de los cuales presentan marcas de corte y fracturación hechas por los humanos para aprovechar algunas partes cárnicas y el tuétano de los huesos. El segundo, TD6, ofreció en la campaña de excavación de 1994 fósiles humanos de alrededor de 800.000 años de antigüedad. Además de los humanos, también se recuperó una rica colección de restos de fauna, con marcas de haber sido consumidos por los humanos, y también un millar de herramientas de piedra asignadas al Modo 1 europeo evolucionado. Actualmente, la colección de fósiles humanos de Gran Dolina incluye algo más de 170 piezas, que corresponden a todas las regiones del esqueleto. Los fósiles representan, al menos, a 9 individuos asignados a la especie H. antecessor, que ha sido propuesta como la muestra fósil más cercana a la última población antepasada de Homo neanderthalensis y Homo sapiens. Los estudios tafonómicos realizados muestran que los restos humanos fueron descarnados en el transcurso de varios eventos de canibalismo, los más antiguos conocidos hasta la fecha, que pudieron ser fruto, bien de un propósito meramente alimenticio, bien de un conflicto intergrupal.

El siguiente periodo geológico, el Pleistoceno medio (hace entre 780.000 y 120.000 años), asistió a la diversificación del género Homo en tres linajes que evolucionaron en cada uno de los continentes del Viejo Mundo: Homo erectus en Asia, neandertales en Europa y nuestra propia especie en África, hace alrededor de 250.000 años.

En la sierra de Atapuerca se conocen tres yacimientos que documentan presencia entre hace 500.000 y 250.000 años. Dos de estos yacimientos están ubicados en la Trinchera del Ferrocarril: la Galería y los niveles superiores de la Gran Dolina (especialmente, el denominado nivel TD10). El tercer yacimiento, la Sima de los Huesos, se encuentra en una de las galerías de cueva Mayor, cuya boca se abre a menos de un kilómetro de los yacimientos de la Trinchera del Ferrocarril.

Sierra de Atapuerca. Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El yacimiento de Galería está datado en aproximadamente 450.000 años y allí se han encontrado dos restos humanos similares a los humanos de la Sima de los Huesos, junto con abundantes huesos de fauna y piezas de industria del Modo 2 o Achelense. Los investigadores del yacimiento han llegado a la conclusión de que los humanos entraban en aquel lugar para aprovechar la carne de los herbívoros que caían ocasionalmente a través de la sima que comunica la cavidad con la superficie.

En el nivel TD10 de la Gran Dolina se han distinguido dos horizontes de ocupación humana, TD10.1 y TD10.2, con decenas de miles de restos óseos y piezas de industria lítica en cada uno de ellos. La composición faunística de TD10.2 es especialmente intrigante, pues está constituida por un mínimo de 60 ejemplares de bisontes, cuyos restos se acumularon allí en diferentes momentos. Toda la evidencia indica que los bisontes fueron deliberadamente acorralados y cazados en aquel lugar en diversas ocasiones. Evidentemente, estas cacerías requirieron la colaboración de un buen número de personas, lo que indica un nivel de complejidad social inesperado en aquella época.

El tercer gran yacimiento del Pleistoceno medio de Atapuerca es la Sima de los Huesos. Este yacimiento se encuentra al pie de una sima alejada más de 800 metros de la actual entrada. Se han recuperado más de 7.000 fósiles humanos, que corresponden al menos a 29 individuos de diferentes edades (desde preadolescentes hasta un individuo de edad avanzada) y de ambos sexos. En la actualidad los fósiles de la Sima de los Huesos permanecen en una especie de limbo taxonómico y se suelen nombrar, de manera informal, como “Anteneandertales”. Los estudios realizados han mostrado que los humanos de la Sima de los Huesos cuidaban de las personas vulnerables, se ocupaban de sus muertos y, muy probablemente, hablaban.

El Pleistoceno superior (desde hace 120.000 hasta hace 11.000 años) asistió al despliegue de H. neanderthalensis por las tierras de Europa y la mitad occidental de Asia continental (desde el mar Mediterráneo hasta Siberia central) y también al poblamiento de todo el Viejo Mundo por parte de H. sapiens. Nuestra especie llegó a Europa hace unos cuarenta y cinco mil años y fue reemplazando a los neandertales, que se extinguieron hace alrededor de treinta mil años. Este periodo está representado en la sierra de Atapuerca por tres yacimientos: Cueva Fantasma, Galería de las Estatuas y Estatuas Exterior. En los tres se han recuperado centenares de piezas de industria lítica de Modo 3 o Musteriense, junto a numerosos restos de fauna pleistocena. También han proporcionado tres restos humanos (un fragmento de hueso parietal en Cueva Fantasma, y una falange de pie y un molar en Galería de las Estatuas). Además, los yacimientos al aire libre de El Hundidero, Hotel California, Fuente Mudarra, Valle de las Orquídeas o Valdeprovedo, todos ellos entre 70.000 y 30.000 años de antigüedad, nos dan una información muy valiosa sobre las formas de ocupación del territorio.

El último periodo de la historia de la Tierra se denomina Holoceno y comenzó hace unos 11.000 años, tras el último gran periodo glacial. El clima se templó, lo que permitió que las personas inventaran en diferentes partes del planeta un nuevo tipo de economía basado en la producción de alimentos a través de la agricultura y la ganadería. A la época de esos primeros agricultores y ganaderos la denominamos Neolítico. La cultura neolítica llegó a las tierras orientales de Europa hace unos nueve mil años y mil años después alcanzó la península ibérica. Al Neolítico le siguió el Calcolítico (la época en la que se erigió Stonehenge), con el comienzo de la metalurgia, que dio paso a la Edad del Bronce (la época en la que se construyeron las pirámides de Egipto). Todas estas fases también están representadas en tres yacimientos de la sierra de Atapuerca: El Mirador, El Portalón y la Galería del Sílex, los cuales nos están proporcionando una valiosísima información sobre la organización social, la economía y la cultura de los pobladores de la sierra de Atapuerca a lo largo de la última parte de la prehistoria.