El EIA participa en varias excavaciones en verano


Por Equipo de Investigación de Atapuerca

El Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) lo integran más de 250 personas especializadas en más de una veintena de disciplinas diferentes, como arqueología, biología, paleontología, palinología, climatología, medicina, geología, antropología, conservación del patrimonio, etc. Este gran equipo, además de investigar en los yacimientos de la sierra de Atapuerca cada verano, también participa en otras excavaciones. A continuación, detallamos algunas de ellas:

Cueva de los Toriles (Carrizosa, Ciudad Real)

Directores de la excavación: Daniel García Martínez y Pedro R. Moya Maleno

Daniel García Martínez / UCM

Durante el mes de junio de 2021 se retomaron las tareas de excavación de la Cueva de los Toriles, cavidad situada en la localidad de Carrizosa en Ciudad Real. Esta excavación está codirigida por Daniel García Martínez y Pedro R. Moya Maleno, investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y del Centro de Estudios del Campo de Montiel (CECM), respectivamente.

El objetivo principal de esta campaña fue excavar los niveles superiores, muy revueltos y de cronologías recientes, a fin de alcanzar los niveles pleistocenos donde se espera encontrar evidencias fósiles. En la excavación de ese nivel Holoceno, se ha constatado la presencia de numerosos huesos de fauna doméstica, algo de fauna salvaje, pero también la presencia de una falange humana y de algunas piezas de sílex. Tras excavar el nivel Holoceno en una gran extensión, ha aparecido un nivel de derrumbe que sella el Pleistoceno y que será excavado en futuras campañas, que esperan ser prometedoras y arrojar luz sobre la población humana y faunística del Alto Guadiana en el Pleistoceno. Paralelamente a la excavación principal, se realizó un sondeo de control en una zona cercana a la cueva para estudiar el potencial arqueológico en los alrededores de la cavidad.

Esta campaña ha sido realizada por un grupo de investigadores de diferentes disciplinas como la paleontología, la antropología, la geología o la arqueología y procedentes de diferentes instituciones como el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, las universidades Autónoma y Complutense de Madrid y el Centro de Estudios del Campo de Montiel.

La campaña ha sido parcialmente financiada por el Ayuntamiento de Carrizosa, empresas locales como Bodegas Megía e Hijos, así como por diferentes laboratorios de la Universidad Autónoma de Madrid (LAPP y LAEX).

Equipo de investigación de Cueva de los Toriles. Foto: Francesc Gascó-Lluna

Yacimiento: Prado Vargas (Cornejo, Merindad de Sotoscueva, Burgos)

Directores: Marta Navazo, Alfonso Benito y Rodrigo Alonso

Equipo de Investigación de Prado Vargas

Los trabajos durante la campaña de excavación de este verano en Prado Vargas se centraron en una zona nueva de la cueva denominada “sector hornacina”. En total se han excavado 22 metros cuadrados pertenecientes al nivel 4. Este nivel tiene una cronología de 46.000 años y este año se han recuperado más de 2.000 restos, predominando los fósiles de animales sobre las herramientas de piedra y los fragmentos de carbones. Los animales más representativos en este sector han sido los ciervos (Cervus elaphus) y jabalíes (Sus scrofa), seguidos de caballos (Equus ferus), rebecos, (Rupicapra rupicabra) y corzos (Capreolus capreolus). Los huesos aparecen fragmentados destacando los pertenecientes a las extremidades y en menor medida costillas, dientes y otros restos del esqueleto craneal. Destaca el hallazgo de un par de astas y cuatro candiles de ciervo, así como la presencia de varias falanges completas. A diferencia de otros lugares de la cueva excavados previamente, los fragmentos del sector hornacina presentan un mayor tamaño.

Por lo que se refiere a las herramientas líticas la mayor parte de ellas son de sílex, seguidas de metavulcanitas y arenisca. Entre ellas se han descubierto percutores, perforadores, varias puntas, lascas con un tamaño medio de 5 cm, así como toda una serie de núcleos levallois y otros tantos discoides. Los percutores son cantos rodados de río que fueron introducidos a la cavidad por los neandertales. Estos cantos son herramientas polifuncionales que les sirvieron tanto para ser utilizados como martillos en la fabricación de herramientas, como para romper los huesos largos y de esta manera poder consumir la médula del interior de los mismos.

La concentración de más de veinte percutores en esta área concreta de la cueva, así como el tamaño de los huesos y el estudio preliminar de las marcas de corte de los mismos, permite plantear la hipótesis que el sector hornacina fue utilizado por los neandertales de Prado Vargas para desarticular y trocear los restos de animales. De esta forma los neandertales utilizaron esta zona de la cueva para preparar los alimentos que con posterioridad fueron consumidos en otros lugares de la cavidad.

El proyecto de excavación cuenta con el apoyo económico de la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, Diputación Provincial de Burgos, el Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva, las localidades de Cornejo y Quisicedo, Ceder Merindades, la Casa del Parque del Monumento Natural de Ojo Guareña, Ráspano Ecoturismo y la Fundación Palarq.

Fragmento de asta de ciervo. Foto: Equipo de Investigación de Prado Vargas

San Bernabé (Ojo Guareña, Burgos)

Directora de la excavación: Ana Isabel Ortega

Ana Isabel Ortega / Investigadora posdoctoral CENIEH-Fundación Atapuerca

Durante la primera semana de agosto se realizó la excavación de una antigua tumba encajada en una estrecha grieta, junto a la entrada principal a la ermita de San Tirso y San Bernabé de Ojo Guareña (Merindad de Sotoscueva, Burgos).

Los trabajos de la actual intervención estuvieron motivados por los resultados de las dataciones obtenidas en esta cavidad, en el marco del proyecto de investigación “Dataciones arqueológicas de Ojo Guareña”, autorizado y financiado por la Junta de Castilla y León. Una de las fechas obtenidas en 2020 muestra una cronología de época hispanovisigoda relacionada con la transición entre finales del siglo VII y comienzos del VIII, mientras que la datación de la sala del nivel inferior se relaciona con una fase de transición entre finales del siglo VIII y comienzos del siglo IX, de la Alta Edad Media. En ambos casos, estas fechas se anticipan en varios siglos a las evidencias conocidas hasta ahora respecto al inicio del culto cristiano asociado a este lugar emblemático.

La excavación ha mostrado la presencia de una completa tumba de lajas, empotrada en una grieta junto a la ermita de San Bernabé. Esta sepultura aparece empotrada en la roca, para lo que tuvieron que rebajar y repiquetear varios salientes rocosos de las paredes, situando en su fondo la estructura de lajas que acoge el esqueleto de un individuo adulto, en posición decúbito supino, con la cabeza al oeste, remarcada con dos pequeños sillares calizos.

Los estudios antropológicos van a permitir profundizar en la vida de este personaje, que quizá pueda relacionarse con alguno de los primeros eremitas que buscaran en este idílico entorno un lugar en el que retirarse y vivir aislados, en unos siglos de gran inestabilidad, tal y como ocurre en numerosos lugares próximos al curso alto del río Ebro y sus afluentes entre el sur de la provincia de Cantabria, norte de Burgos, Álava y La Rioja.

Una vez realizada la excavación y recuperados los restos humanos, serán consolidados y restaurados en el CENIEH. Posteriormente serán objeto de datación, estudios morfométricos y de paleopatologías, así como de isótopos estables.

La excavación ha sido financiada por el Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva y la Diputación Provincial de Burgos.

Tumba descubierta en la grieta junto a la ermita de San Bernabé. Foto: Miguel Ángel Martín Merino

Cova Eirós (Triacastela, Lugo)

Directores de la excavación: Xosé Pedro Rodríguez-Álvarez y Arturo de Lombera

Xosé Pedro Rodríguez-Álvarez / IPHES y Arturo de Lombera USC

Entre el 6 y el 25 de agosto se desarrolló una nueva campaña de excavación en el yacimiento de Cova Eirós (Triacastela, Lugo), enmarcada en el proyecto de investigación “Dinámicas poblacionales y tecnológicas durante el Pleistoceno final-Holoceno de las Sierras Orientales del Noroeste ibérico”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (PID2019-107480GB-I00) y liderado por Ramón Fábregas-Valcarce (Universidad de Santiago de Compostela). Las intervenciones arqueológicas en Cova Eirós se vienen desarrollando desde 2008 y han sido posibles gracias a la financiación de la Consejería de Cultura de la Junta de Galicia. En esta campaña participaron estudiantes y personal investigador de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), la Universidad Rovira i Virgili (URV) y el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA), bajo la dirección de Arturo de Lombera (USC) y Xosé Pedro Rodríguez (URV, IPHES-CERCA).

Durante esta campaña continuó la excavación del nivel 4, correspondiente al final del Paleolítico medio. Las intervenciones proporcionaron más de 900 piezas de industria lítica, talladas fundamentalmente con cuarzo y cuarcita, así como 220 restos de fauna, destacando restos de ciervos (Cervus elaphus), osos (Ursus spealeus) y équidos.

Durante esta campaña también se realizaron dos catas en una cavidad muy próxima a Cova Eirós: Cova das Cabras. En esta cavidad, que forma parte del sistema kárstico de Cova Eirós, nunca se habían realizado intervenciones arqueológicas. La cata de 2 m2 en la entrada de Cova das Cabras permitió recuperar materiales de época medieval, pero el relleno sedimentario tiene una muy reducida potencia, de manera que no se pudo recuperar material de mayor antigüedad. La cata de 1 m2 en el interior de Cova das Cabras proporcionó material paleontológico y un interesante tesorrillo de monedas de bronce datadas en torno a la primera mitad del siglo IV AD.

Campaña de excavación de este año en Cova Eirós. Foto: Xosé Pedro Rodríguez Álvarez

Abric Romaní (Capellades, Barcelona)

Directores de la excavación: Palmira Saladié, Gema Chacón, Josep Vallverdú y Eudald Carbonell

Palmira Saladié / IPHES

La campaña de este año se ha centrado en la excavación de uno de los niveles (Ra) más singulares en los que se han excavado los últimos años en el Abric Romaní. Se trata de un nivel en el que se registra el final de un período glacial, el momento más frío documentado hasta el momento en este depósito excavado de más de 10 metros. En este lugar se han encontrado los restos de al menos tres ciervos. Las cabezas de estos animales se han hallado apiladas en una misma área, lo que indica que se trata de un evento muy específico. Esta ocupación se dio en un periodo de tiempo entre el otoño y el invierno, ya que los tres animales presentan astas de grandes proporciones sin desmogar.

Durante esta campaña se excavaron los retos del esqueleto poscraneal de estos ciervos que estaban fracturados por los propios neandertales, para el aprovechamiento del tuétano, que es una importante fuente de grasa y de proteínas para los cazadores recolectores prehistóricos. Junto a los restos de fauna se han recuperado abundantes herramientas de piedra. La mayoría de ellas están realizadas en sílex, pero también hay otras en cuarzo, caliza y gres. Cabe destacar, que en este nivel se ha observado una gran diversidad de métodos de talla empleados por los grupos de neandertales. Hay un gran número de herramientas retocadas, que son exclusivamente denticulados (utensilios de piedra con bordes similares a los cuchillos de sierra). Estas herramientas polivalentes pueden estar relacionadas con la amplia diversidad de tareas que se desarrollaron durante la ocupación del nivel Ra. Además, se han encontrado los restos de más de 15 hogares y abundantes negativos de madera. El estudio de estos objetos en los próximos meses permitirá concluir si en este conjunto se encuentra alguna herramienta hecha por los neandertales.

La campaña de excavación está financiada por el departamento de cultura de la Generalitat de Catalunya, (CLT009/18/00054), el ayuntamiento de Capellades y la donación de la empresa Romanya-Valls.

Asta de ciervo hallada esta campaña. Foto: Palmira Saladié / IPHES

Albalá (Poblete, Ciudad Real)

Directores de la excavación: Alfonso Benito-Calvo e Ignacio de la Torre

Davinia Moreno / CENIEH

Del 15 al 31 de agosto tuvo lugar la IV campaña de excavación del yacimiento achelense de Albalá, situado a orillas del río Guadiana, en la localidad de Poblete (Ciudad Real). Esta excavación está codirigida por Alfonso Benito-Calvo e Ignacio de la Torre, investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), respectivamente.

En esta campaña se ha trabajado en la excavación de los dos nuevos niveles arqueológicos descubiertos en 2019 y que han continuado proporcionando abundante industria lítica. En conjunto, en el yacimiento de Albalá se ha registrado una elevada densidad de material, caracterizada por cerca de 3000 bifaces y hendedores de gran tamaño, donde, además, es destacable el descubrimiento de remontajes en algunas piezas, así como la aparición de restos faunísticos correspondientes a especies extintas en la zona como, por ejemplo, elefantes. Estos hallazgos aportarán valiosa información sobre la ocupación humana recurrente de esta región del valle del Guadiana al final del Pleistoceno medio.

También se han realizado sondeos en los alrededores de la excavación principal con el objetivo de conocer los límites del yacimiento, así como para estudiar en detalle la estratigrafía y los aspectos geomorfológicos de esta terraza fluvial del Guadiana que nos ayuden a comprender mejor cómo se formó este yacimiento.

En esta intervención ha participado un equipo de 15 personas formado por voluntarios procedentes de diversas Comunidades Autónomas de España, así como de fuera de nuestras fronteras como, por ejemplo, Tanzania y Grecia. También han participado investigadores del CENIEH (Davinia Moreno) y de la Universidad de Berkeley (Laura Sánchez-Romero). La campaña ha sido financiada por la Junta de Castilla-La Mancha y ha contado con el apoyo del Ayuntamiento de Poblete.

Vista de la excavación del yacimiento de Albalá. Foto: Alfonso Benito-Calvo

Cueva 338 (Queralbs, Gerona)

Directores de la excavación: Carlos Tornero y Eudald Carbonell

Carlos Tornero / IPHES y Celia Díez-Canseco / Investigadora predoctoral IPHES-Fundación Atapuerca

Del 26 de agosto al 6 de septiembre un equipo del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y de la Universidad Rovira i Virgili (URV) iniciaron la excavación en extensión de la cueva 338, la cueva prehistórica ubicada a más altura de los Pirineos, concretamente a una altitud de 2.240 metros, en el Parque Natural de les Cabeceras del Ter y del Freser, en el término municipal de Queralbs (Gerona).

La cavidad, también conocida como cueva del Forat de l’Embut, es cárstica, tiene más de 100 m² y está situada en un enclave estratégico, a medio camino entre la Vall de Núria y el pico del Puigmal, la montaña más alta de la zona. Fue explorada por primera vez en el año 2012 por parte del Grupo de Investigación en Arqueología del Paisaje (GIAP), del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC-CERCA), liderado por Josep María Palet, actual director de este centro. En 2017 se realizó una segunda intervención, esta vez organizada conjuntamente entre el ICAC-CERCA y el IPHES-CERCA, que permitió reconocer la existencia de importantes ocupaciones prehistóricas en su interior.

Los trabajos desarrollados desde el pasado mes de agosto han permitido comenzar a estudiar de forma sistemática sus ocupaciones prehistóricas. Este año se han excavado 8m² de la superficie y se han recuperado más de un millar de restos arqueológicos, entre ellos, fragmentos de cerámica elaborada a mano, industria lítica, restos de madera carbonizada asociada a la elaboración de hogares y restos faunísticos derivados de su consumo. En conjunto, los restos arqueológicos recuperados indican un uso de la cavidad desde hace más de 5.500 años por parte de las primeras comunidades de pastores del Pirineo Oriental.

Entre el material arqueológico destaca también la recuperación de un centenar de restos de malaquita. La malaquita es un mineral de color verde muy preciado por los grupos prehistóricos, si bien su distribución es escasa en el territorio. El mineral se extraía de un afloramiento cercano que ya se ha podido localizar y se transportaba hasta la cueva, donde se procesaba con diferentes finalidades como la producción de elementos de ornamentación, la elaboración de pigmentos o la extracción del cobre que contiene la malaquita de cara a la producción metalúrgica. La presencia de restos de malaquita hace la cueva aún más excepcional: un punto de captación de este preciado mineral.

Por último, los trabajos de excavación de la cueva 338 también han permitido la recuperación de restos óseos de oso pardo (Ursus arctos), probablemente relativos a un momento anterior a la llegada de los primeros pastores a la cavidad, pero tienen un valor paleontológico muy importante para el estudio de la fauna actualmente extinta en los Pirineos.

La excavación se realiza en el marco del “Proyecto Arrels prehistòriques de la transhumància a l’Alt Ripollès: Projecte Arqueològic 2018-2021 (CLT009/18/00048)”, dirigido por los investigadores del IPHES-CERCA Carlos Tornero (investigador posdoctoral María de Maeztu) y Eudald Carbonell (catedrático de Prehistoria de la URV). Los trabajos arqueológicos se desarrollan con el apoyo de dos estudiantes de doctorado, Iván Ramírez y Celia Díez-Canseco, esta última beneficiaria de una ayuda predoctoral a la investigación de la Fundación Atapuerca, e investigadores de otras instituciones nacionales e internacionales, destacando miembros del grupo GIAP del ICAC-CERCA. La intervención recibe el apoyo del Ayuntamiento de Queralbs y del Parque natural de las Cabeceras del Ter y del Freser y de su director Jaume Farriol. Se prevé que los trabajos de investigación continúen durante los próximos años y ayuden a poner en valor el importante patrimonio histórico y arqueológico del parque natural, en especial en lo relativo a su pasado prehistórico.

Imagen tomada desde el interior de la Cueva 338 con Eudald Carbonell al fondo. Foto: Proyecto Arrels

Yacimiento: abrigo de la Malia, Tamajón (Guadalajara)

Directores de la excavación: Nohemi Sala y Adrián Pablos

Nohemi Sala / CENIEH y Adrián Pablos / US

Durante la primera quincena de septiembre se han llevado a cabo los trabajos de excavación en el abrigo de la Malia que se encuentra en el complejo arqueo-paleontológico del karst de Tamajón, en Guadalajara. El abrigo de la Malia fue descubierto durante los trabajos de prospección realizados en 2017 mientras se desarrollaban las excavaciones en la vecina Cueva de los Torrejones. Algunos utensilios de piedra y restos fósiles recuperados en su superficie sugirieron el potencial de este abrigo, que se comenzó a excavar en el año 2018. Desde entonces hasta ahora se han llevado a cabo campañas anuales ininterrumpidamente, incluyendo tiempos de pandemia.

El interior de la península ibérica ha sido considerado durante décadas un lugar inhabitable para las poblaciones paleolíticas en un periodo comprendido entre los 25.000 y 40.000 años, coincidiendo con las oscilaciones climáticas de ese periodo. Esta etapa, además, es crucial ya que se produjo la desaparición de los neandertales y la extensión por el territorio europeo de los humanos de nuestra propia especie. Durante los últimos años se ha impulsado la búsqueda de nuevos enclaves en esta región que está permitiendo localizar yacimientos en estas cronologías. Gracias a ello, hoy podemos decir que la meseta no estaba tan deshabitada como se pensaba.

En el abrigo de la Malia se han podido localizar diferentes niveles de presencia humana. En primer lugar, se han identificado al menos dos periodos de ocupación del abrigo correspondientes al Paleolítico superior, es decir, de los primeros Homo sapiens que habitaron la península ibérica. Posteriormente, ya en la prehistoria reciente, grupos de agricultores y ganaderos del Calcolítico y Edad del Bronce utilizaron el abrigo para sus actividades cotidianas, modificando y redibujando los niveles paleolíticos previos.

Tras cuatro años consecutivos de excavación en el abrigo de la Malia constatamos que el potencial de este lugar sigue superando las expectativas iniciales. Cada año sigue aportando restos óseos de los animales que consumieron las poblaciones prehistóricas, utensilios confeccionados en roca y hueso, pigmentos que están permitiendo convertir la meseta en un lugar poblado en momentos críticos del Paleolítico, a pesar de lo que siempre se había considerado.

La campaña de excavación de 2021 se enmarca en el proyecto de investigación titulado “PYHIP-TAMAJON-21: Paleolítico y Holoceno del interior peninsular en los yacimientos del karst de Tamajón - Guadalajara”. Está liderado por Nohemi Sala del Centro Nacional de Evolución sobre la Evolución Humana (CENIEH) y Adrián Pablos de la Universidad de Sevilla (US) y colaboran investigadores de numerosas instituciones nacionales e internacionales: CENIEH, Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos, Universidad Complutense de Madrid (UCM), Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Universidad de Alcalá (UAH), Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA), Universidad de Murcia (UM), Universidad de Zaragoza (UNIZAR), Universidad de Oviedo (UniOvi), Universidad de Cantabria (UC), Universidad de Adelaida en Australia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Universidad de Tubinga en Alemania y Universidad de Extremadura (UEX). Este proyecto está financiado por la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Castilla la Mancha y el CENIEH.

Raspador de sílex procedente de los niveles del Paleolítico superior del abrigo de la Malia en la campaña 2021. Foto: Antonio Rodríguez Hidalgo

Valle de los neandertales en Pinilla del Valle (Madrid)

Directores de la excavación: Juan Luis Arsuaga, Enrique Baquedano y Alfredo Pérez-González

Equipo de Investigación de Pinilla del Valle (EIPV)

Este año se ha celebrado la vigésima edición de la campaña de excavaciones en los yacimientos arqueológicos del Valle de los Neandertales en Pinilla del Valle, concretamente en Calvero de la Higuera: el Abrigo de Navalmaíllo, la Cueva de la Buena Pinta y la Cueva Des-Cubierta.

Durante un mes, cerca de un centenar de arqueólogos, paleontólogos, geólogos y restauradores han trabajado para profundizar en la economía del Homo neanderthalensis, así como para desentrañar las claves del comportamiento de los primeros pobladores de la Región.

Durante este verano se ha abierto un nuevo yacimiento que confirma el potencial que tiene la zona arqueológica de los Calvero. Una vez finalizada la campaña, se ha reabierto a las visitas el Parque Arqueológico del Valle de los Neandertales.

El Valle alto del Lozoya constituyó, durante más de 200.000 años, un lugar central en el que se concentraron grupos de neandertales compartiendo hábitat con hienas, osos o leones. Grandes manadas de herbívoros, como uros, bisontes o rinocerontes, se concentraban en los alrededores. Actualmente, los yacimientos de Pinilla del Valle constituyen uno de los enclaves más importantes a nivel europeo para conocer los modos de vida y formas de interacción con el medio de esta especie tan emblemática.

La excavación está financiada por la Comunidad de Madrid, el Ministerio de Ciencia e Innovación y, parcialmente, por el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid. Asimismo, cuenta con el patrocinio de Mahou San Miguel y la colaboración del Parque Nacional Sierra de Guadarrama, el Ayuntamiento de Pinilla del Valle, el Canal de Isabel II-Gestión, la Fundación General de la Universidad de Alcalá y la Dirección General de Juventud de la Comunidad de Madrid.

Vista de la excavación en la Cueva Des-Cubierta durante la campaña de 2021. Foto: EIPV

La Boella (La Canonja, Tarragona)

Directores de la excavación: Palmira Saladié y Josep Vallverdú

Palmira Saladié y Josep Vallderdú / IPHES

Entre el 5 y el 30 de septiembre se han desarrollado las excavaciones en la Cala 1 y la Mina, dos localidades del Barranc de la Boella (La Canonja, Tarragona).

En los dos yacimientos, abiertos en una extensión de 300 m² cada uno, se ha excavado en la unidad geológica 2, la más rica en fósiles del barranco, datada entorno a los 900 mil años de antigüedad. Durante esta campaña se han recuperado más de cincuenta restos de industria lítica, como lascas y núcleos de sílex. Y junto a estos elementos se han hallado restos óseos, principalmente de herbívoros, entre los que destaca el ciervo, el caballo y el mamut meridional.

Este año se organizó una jornada de puertas abiertas a los yacimientos y se realizó una demostración de talla de herramientas líticas, esta iniciativa tuvo una afluencia de más de 200 personas.

La campaña de excavación está financiada por el departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de la Canonja. Y este año ha contado con la participación de 45 personas del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA) y de diferentes universidades españolas.

Vista general de la excavación en la Cala 1. Foto: Andreu Ollé / IPHES