Octubre 2015
El pasado mes de septiembre un equipo de científicos liderado por el antropólogo americano Lee Berger daba a conocer a Homo naledi, una nueva especie asignada al género Homo, cuya antigüedad, pendiente de datar, podría estimarse en los 2,5 millones de años. El hallazgo, publicado en la revista científica eLife, fue presentado ante la comunidad científica en el Congreso de la Sociedad Europea para el estudio de la Evolución Humana (ESHE) que se celebró en Londres.
Los restos óseos de esta especie se hallaron en la cueva sudafricana llamada Rising Star, situada a unos 50 kilómetros de Johannesburgo, en el interior de una sima con más de 1.500 fósiles, pertenecientes al menos a 15 individuos (bebés, niños, jóvenes y adultos). Los descubridores señalan que Homo naledi tendría un cerebro muy pequeño, estatura media, manos primitivas pero con dedos más evolucionados, y unos pies ‘modernos’. En definitiva, una mezcla de rasgos primitivos y otros más evolucionados.
La denominación de esta nueva especie, naledi, que significa estrella en sesotho -una lengua local-, hace referencia a la cueva donde fueron hallados sus restos (star es estrella en inglés). Otra curiosidad de este descubrimiento, es que los restos se encontraron en una pequeña cámara, a 90 metros de la superficie, aislados de otros restos de animales y de industria lítica. Esto hace pensar a los investigadores que podría tratarse de un lugar de enterramiento, lo que recordaría a los 28 individuos de la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca.
Algunos investigadores se plantean que Homo naledi tal vez podría ser el eslabón perdido entre los chimpancés bípedos (Australopithecus) y los humanos (Homo erectus). En cambio, otros especialistas se muestran cautelosos ante el nuevo descubrimiento, hasta que los restos hayan sido datados con precisión. De lo que no hay duda es de que este extraordinario hallazgo abrirá nuevos debates en la comunidad científica que ayudarán a conocer y completar los misterios del gran puzle de la evolución humana.