28 de mayo de 2015
Atapuerca sigue rompiendo tópicos. Una reciente investigación científica desautoriza definitivamente el mito del “buen salvaje” de Rousseau, ilustrado del siglo XVIII con gran influencia en la Revolución Francesa. El mito del “buen salvaje”, muy arraigado en el imaginario europeo moderno, con orígenes en la España del siglo XV y en la mucho más antigua noción -bíblica y grecolatina- del “paraíso perdido”, atribuye a los humanos “civilizados” todos los males de los que los “primitivos” no “contaminados” por la “civilización” estarían libres.
Un estudio sobre el cráneo 17 de la Sima de los Huesos, en la sierra de Atapuerca, publicado en la revista científica PLOs ONE, descubre el caso más antiguo de homicidio intencionado (no necesariamente asesinato) que se conoce en la historia de la humanidad.
El estudio de este cráneo, cuya primera firmante es la Dra. Nohemí Sala, investigadora postdoctoral 2014 de la Fundación Atapuerca, añade además claves para resolver el misterio de la insólita acumulación de cadáveres en la célebre Sima de los Huesos.
El cráneo 17, compuesto por 52 fragmentos recuperados a lo largo de 20 años de excavación (1990-2010), fruto de un ejemplar ejercicio de paciencia y constancia, corresponde a un individuo que murió al comienzo de su juventud y llegó al yacimiento hace 430.000 años, donde yace con otros 27 individuos de la misma época. El origen de esta acumulación de cadáveres en la Sima de los Huesos es una de las mayores incógnitas de la prehistoria mundial en los últimos años.
El Equipo de Investigación de Atapuerca ha defendido la hipótesis de que pudiera tratarse de una acumulación de cadáveres realizada por otros humanos. Sin embargo, otros investigadores han propuesto otras hipótesis que poco a poco, tras años de estudio, han quedado descartadas. Este nuevo trabajo reafirma la hipótesis del Equipo de Investigación de Atapuerca de que la acumulación de cadáveres fue intencionada. Así, la Sima de los Huesos sería el primer cementerio o fosa funeraria descubierta hasta hoy.
En el trabajo recién publicado se han estudiado las lesiones mortales del individuo en cuestión, cuyo cráneo presenta dos perforaciones en el hueso frontal, por encima de la órbita ocular izquierda. El estudio demuestra que estos dos orificios se produjeron muy posiblemente por el impacto de un objeto duro justo antes o después de la muerte del individuo. Pero lo interesante es que el estudio es concluyente en que ambas lesiones fueron producidas por el mismo objeto en dos impactos diferentes y con distintas trayectorias, lo cual descartaría que alguna de las lesiones o ambas fueran resultado de un accidente o de la misma caída a la Sima. Los investigadores concluyen por tanto que con toda probabilidad ambas perforaciones fueron producidas por otro individuo que lo golpeó dos veces con lo que podríamos llamar “el arma del crimen”.
De ser así nos encontraríamos ante el primer caso conocido de muerte de un humano a manos de otro (en línea con el relato bíblico de Caín y Abel), aunque, como es obvio, nunca podrá saberse cómo se calificaría hoy ese homicidio en términos de derecho penal. El análisis forense, hecho con las más modernas técnicas, ha llegado con 430.000 años de retraso, y no permitirá conocer más detalles. Pero todo indica que el individuo en cuestión tuvo que ser transportado hasta la Sima de los Huesos por otros humanos, y eso alimenta la hipótesis de que fueron los humanos los responsables voluntarios de esta acumulación de cadáveres, que sería así el acto funerario más antiguo conocido en la historia de la humanidad.
Referencia bibliográfica:
Sala N, Arsuaga JL, Pantoja-Pérez A, Pablos A, Martínez I, Quam RM, et al. (2015) Lethal Interpersonal Violence in the Middle Pleistocene. PLoS ONE 10(5): e0126589. doi:10.1371/journal.pone.0126589